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La labor preventiva es clave para evitar la depresión postparto en mujeres con riesgo alto de sufrirla

Adamed Mujer en 21/12/2016 - 9:26 am en Embarazo

Embarazo y puerperio son etapas en las que la mujer puede desarrollar problemas psicológicos que, si no se diagnostican y abordan de una manera adecuada, tienden a agravarse en el postparto e incluso perpetuarse a más largo plazo. La bibliografía asegura que entre un 10 y un 16% de las mujeres reciben un diagnóstico de episodio depresivo mayor durante el embarazo o en el primer año después del parto. En otros casos, se ha observado que entre un 6,5% y hasta casi un 13% de las gestantes presenta una depresión de mayor o menor intensidad. Y un dato más: alrededor del 65% de las mujeres que padecen depresión durante el embarazo no se diagnostican.

La depresión durante el embarazo es más frecuente de lo que se sospechaba y requiere de un diagnóstico concreto y de una intervención adecuada para alcanzar la prevención. Esta premisa ha sido el punto de partida de un trabajo en el que han participado profesionales del Hospital Clínico de Madrid, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), el Hospital Central de Asturias, en Oviedo, y la Universidad George Washington (Estados Unidos), grupo liderado por Mimi Le. La novedad del trabajo es triple: identifica si existe riesgo de depresión, valida instrumentos de actuación y los adapta a la población estudiada y establece las actuaciones concretas para eliminar la posibilidad de desarrollar el trastorno en la fase perinatal, siempre desde una perspectiva profiláctica.

El primer paso fue realizar el cribado de 800 gestantes en el primer trimestre de gestación, con una batería de preguntas y respuestas, a través del que se ha valorado qué mujeres son más susceptibles de padecer depresión. Los datos españoles corroboran los de otros estudios internacionales: en un 10 por ciento de gestantes se identifica riesgo. En otro 3 por ciento hay diagnóstico porque ya había depresión previa, hecho que «de entrada, ya es relevante pues, anteriormente, no se tenía conciencia de ello», subrayan los autores del estudio. El riesgo de depresión se cataloga en bajo, intermedio y elevado. La intervención se ha llevado a cabo en las mujeres con riesgo intermedio o moderado -ya que las de alto riesgo se derivan a los centros de salud mental de zona-, en las cuales, la intervención profiláctica ha impedido el desarrollo de una depresión más grave, así como las potenciales repercusiones en el embarazo. La labor preventiva se centra en trabajar en grupo con las mujeres en sesiones, dos horas a la semana, durante 8 semanas, dotándolas de recursos profilácticos y herramientas para gestionar favorablemente la situación a la que se están enfrentando y en la que no sólo se producen cambios biológicos, sino que está sujeta al influjo de multitud de estresores.

La conclusión más destacable es que la labor preventiva funciona, ya que no sólo se consiguen los objetivos marcados para la etapa perinatal sino que las ganancias se mantienen en el tiempo. De hecho, el seguimiento, a los tres y a los seis meses después del parto indica que la eficacia de la intervención psicológica se mantiene, incluso en una fase donde el cambio biológico-hormonal puede ser más brusco. Los trastornos depresivos durante el embarazo pueden incluso originar problemas cuando ya se ha dado a luz: retardo en el inicio de la lactancia, escasa interactuación, bebés más reactivos, y menor adaptación al entorno social. Esta intervención preventiva es una ayuda sanitaria que evita consecuencias mayores en el puerperio.

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