Las mujeres que sufren lupus tienen las mismas posibilidades de tener un embarazo normal

El lupus es una enfermedad autoinmune, reumática y sin cura que afecta aproximadamente a 40.000 personas en España, según los datos que maneja la Sociedad Española de Reumatología. Actúa sobreestimulando los linfocitos B, responsables de la producción de anticuerpos; las células del sistema inmune de estos enfermos agreden a las propias células del organismo, provocando inflamaciones y daños en los tejidos.
En los últimos años se ha detectado un mayor número de casos, incremento que, según los especialistas, se debe al mejor conocimiento de la enfermedad y a las técnicas de laboratorio que permiten diagnósticos cada vez más precoces. Sin embargo, el pronóstico del lupus ha mejorado considerablemente a lo largo de las últimas décadas de modo que, si en los años 70 la tasa de supervivencia de los pacientes no superaba el 50 por ciento, en la actualidad la enfermedad se ha cronificado y la esperanza de vida de quienes la padecen es equiparable a la de la población sana.
Las mujeres con lupus tienen la misma fertilidad y las mismas posibilidades que las mujeres sanas de tener un embarazo normal. La enfermedad como tal no es considerada un inconveniente para quedarse embarazada, siempre y cuando no se encuentre activa ni esté severamente afectada alguna víscera u órgano como los riñones o los pulmones. Las pacientes con esta enfermedad deben considerar el embarazo tras seis meses sin actividad o actividad leve de su enfermedad y siempre que no hayan sufrido un aborto reciente, fenómenos trombóticos o requieran de altas dosis de corticoides o fármacos inmunosupresores. Asimismo, una vez embarazadas, deben ser atendidas por especialistas en obstetricia de alto riesgo y reumatólogos experimentados en enfermedades autoinmunes; esto permitirá a los médicos tratar e identificar a las pacientes que puedan correr algún riesgo.
Pese a que no existe contraindicación para el embarazo, es importante tener en cuenta cómo puede afectar a la madre y al feto la enfermedad. La madre, durante el embarazo, tiene mayor riesgo de mortalidad y de padecer HTA, diabetes, afectación renal, hipertensión pulmonar, infecciones, trombosis, alteraciones hematológicas y preeclampsia, además de aumentar las posibilidades de producirse cesáreas, abortos y partos prematuros. Por otro lado, el feto tiene mayor riesgo de muerte fetal o crecimiento intrauterino retrasado, en comparación con el de una mujer sana. Durante el embarazo, el tratamiento debe mantenerse, siempre que los fármacos sean compatibles con el mismo.
Pese a que muchas mujeres con lupus viven un embarazo sin complicaciones, se considera que las que padecen esta enfermedad tienen un embarazo de “alto riesgo”. No obstante, si se siguen las recomendaciones de los especialistas y se recibe una atención médica adecuada, las posibilidades de tener un embarazo normal y un bebé sano aumentan.