Tipos de anemia en el embarazo y la importancia de los suplementos de hierro para prevenirlos

En el embarazo el requerimiento de hierro aumenta debido a las necesidades de desarrollo del feto y de la placenta. También por el aumento de glóbulos rojos de la embarazada, que poseen hierro en su molécula. Por ello, si el aporte no es suficiente, se puede producir la anemia en la embarazada. “Los requerimientos de hierro durante el primer trimestre son relativamente pequeños, de 0,8 miligramos por día. Pero se elevan considerablemente durante el segundo y tercer trimestre, hasta los 6,3 miligramos por día. Por ello, es relativamente común la aparición de anemia durante el embarazo”, explica Carmen Olcina Anaya, matrona de la Asociación de Matronas de la Comunidad Valenciana. La experta destaca que se pueden satisfacer parte de las demandas de hierro con los depósitos que hay en el organismo o con un incremento del hierro en la dieta. Sin embargo, “cuando los depósitos están bajos o son inexistentes y no se ingiere la cantidad necesaria en la dieta, puede ser necesario tratamiento”.
Es importante tratarse si el aporte no es suficiente, ya que el recién nacido se puede ver afectado por un bajo peso al nacer y la posibilidad de parto prematuro. En la embarazada, los efectos adversos de la anemia podrían estar asociados a una mayor morbimortalidad materna, aunque “no existe evidencia científica, pues este hecho podrá estar influido por otras causas”.
Aun así, existen diferentes tipos de anemia que afectan a la embarazada, no todos igual de problemáticos.
- Anemia fisiológica del embarazo: es frecuente que en el segundo trimestre de gestación y no requiere tratamiento.
- Anemia ferropénica: se da cuando hay una mala absorción del hierro o depósitos insuficientes. Es la primera causa de déficit nutricional en embarazadas.
- Anemia megaloblástica: es un tipo menos frecuente que se produce por un déficit de ácido fólico o de vitamina B12, ambas vitaminas implicadas en la formación de los glóbulos rojos. No se acumulan en el cuerpo, ya que se tratan de vitaminas hidrosolubles que se eliminan a través de la orina, por lo que es preciso obtenerlas a través de la dieta o de suplementos de forma continuada. Puede originar defectos congénitos graves en el bebé, como espina bífida.
Para evitar estos problemas, la matrona considera que las mujeres deben ser asesoradas sobre la dieta en el embarazo. Han de conocer cuáles son los principales alimentos ricos en hierro y los factores que pueden inhibir o promover su absorción.
Los alimentos más ricos en hierro son:
- Yema de huevo.
- Carne de vacuno.
- Mariscos (nunca crudos o poco cocinados).
- Carne de cerdo.
- Sardinas.
- Almendras.
- Nueces.
- Legumbres.
- Pan integral.
- Algunos cereales enriquecidos con este mineral.
Aun así, Olcina recuerda que cuando existe anemia “los cambios en la dieta por sí solos no son suficientes para corregirla y los suplementos de hierro son necesarios”. Si la mujer no tiene riesgo de anemia y tiene unas reservas de hierro adecuadas, el Ministerio de Sanidad solo recomienda suplementos de dosis bajas de hierro oral durante la segunda mitad del embarazo. Se tomarían en forma de polivitamínicos ricos en ácido fólico y vitamina B12. En cambio, mujeres que tengan déficit de este mineral deben aumentar el aporte cuanto antes.
- Fuente: DMedicina.com
- Foto: Serge Saint