¿Cómo podemos identificar si sufrimos endometriosis?

La endometriosis es una enfermedad que afecta a un porcentaje muy alto de mujeres –entre un 10% y un 20%- en edad fértil y, pese a ser una enfermedad desconocida para muchas, es una de las más habituales en ginecología. Suele diagnosticarse entre los 25 y los 35 años, aunque comienza a desarrollarse con el inicio de la menstruación regular.
Esta enfermedad altera la calidad de vida de las mujeres que la padecen, afectando a sus relaciones de pareja, familiares, laborales y también de reproducción.
¿En qué consiste exactamente?
Consiste en la aparición y crecimiento de tejido endometrial –la capa de mucosa que recubre el útero por dentro– en otras áreas del fuera del útero que no le corresponden. Sobre todo, en la cavidad pélvica como en los ovarios, detrás del útero, en los ligamentos uterinos, en la vejiga o en el intestino causando fuertes dolores menstruales con sangrados irregulares y abundantes, además de quistes en los ovarios.
¿Qué causa esta enfermedad?
En la actualidad se desconocen exactamente las causas que lo pueden provocar, pero puede estar relacionada con factores genéticos, inmunológicos o medioambientales. También se sospecha que el retraso de la maternidad, el estrés o un cambio en los niveles de estrógenos en el organismo pueden influir en el desarrollo de la enfermedad, ya que se ha visto que está relacionada con los niveles de esta hormona femenina.
El riesgo de sufrir endometriosis es mayor si existen antecedentes familiares; la menstruación dio comienzo a una edad temprana; no se han tenido hijos; o se tienen periodos menstruales frecuentes o duran 7 días o más.
¿Cómo identificar los síntomas de la endometriosis?
Los síntomas pueden variar bastante ente las pacientes, pero podemos intentar identificar algunos de los más comunes, entre los que el dolor se sitúa como el principal y el más común:
- Reglas dolorosas.
- Dolor pélvico en forma de calambres. Suelen darse una o dos semanas antes y durante la menstruación.
- Dolor al tener relaciones sexuales.
- Dolor al defecar o al orinar (más durante un período menstrual).
- Sangrado excesivo. Puedes tener períodos menstruales abundantes esporádicos o sangrado entre períodos (sangrado intermenstrual).
- Infertilidad/esterilidad.
- Otros síntomas como fatiga, trastornos intestinales, hinchazón o náuseas, especialmente durante los períodos menstruales.
El diagnóstico de la enfermedad como punto de partida
El principal problema de esta patología es el desconocimiento por gran parte de la sociedad, ya que se normalizan ciertos síntomas que hacen que el diagnóstico de enfermedad pueda llegar a tener un retraso de hasta 7 años entre el inicio de éstos y el diagnóstico de la misma.
Para un correcto diagnóstico deben realizar varias exploraciones complementarias que confirmen la patología:
- Una exploración ginecológica que detecte el aumento de tamaño de los ovarios o la presencia de nódulos en la zona.
- Una ecografía transvaginal que pueda identificar los quistes en los ovarios.
- Los análisis sanguíneos, ya que un incremento del marcador CA-125 en sangre en mujeres con endometriosis, pero es inespecífico ya que no todas las mujeres con endometriosis sufren alteraciones en este marcador.
- TAC o resonancia magnética que es más útil para identificar la endometriosis en la pelvis.
- Realización de una laparoscopia, una técnica operatoria pero mínimamente invasiva que permite observar el interior del abdomen.
Cuando la infertilidad es consecuencia de la endometriosis
Aproximadamente entre un 50% y un 70% de las mujeres con endometriosis se embarazará de forma natural. Sin embargo, la endometriosis puede ser causa de esterilidad, ya que la inflamación peritoneal y las alteraciones endocrinas interfieren en la función ovárica y la calidad ovocitaria.
Una vez conseguido el embarazo, también puede causar que las mujeres con endometriosis tengan un mayor riesgo de aborto.
Tratamiento de la enfermedad
A día de hoy, la endometriosis no tiene cura, pero es posible tratarla para poder aliviar los síntomas en el 90% de los casos. El tratamiento habitual de la enfermedad va dirigido a suprimir el dolor, frenar su progresión y prevenir o tratar la esterilidad asociada en muchos de los casos.
Las opciones terapéuticas actuales se basan en el tratamiento hormonal supresor de la ovulación que, como consecuencia, impide la gestación, y en la cirugía. Además, pueden ser de ayuda para mitigar los síntomas la toma de complementos antioxidantes, reducir el estrés, realizar ejercicio físico moderado y una alimentación saludable basada en una dieta antiinflamatoria.