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¿Cómo evitar la depresión postparto?

Adamed Mujer en 06/09/2016 - 10:00 am en Enfermedades

La falta de información que la mayoría de las madres tiene sobre qué significa tener un hijo desde un punto de vista emocional, hace que muchas se vean inmersas en un bucle de sentimientos negativos, que pueden, incluso, hacer que estas rechacen a su bebé. Cada vez sabemos más de la conexión cerebral que se establece desde el embarazo entre la madre y el bebé, de la importancia que tiene tener un parto tranquilo, sin gritos y con la mínima intervención posible por parte del obstetra. Todo esto hace que las cosas transcurran tal y como la naturaleza las ha diseñado. España todavía está a medio camino en la atención perinatal a la mujer y dicha atención resulta, según la mayoría de los expertos, fundamental a la hora de prevenir depresiones posparto, dolencias mucho más normales de lo que creemos y con una relativa fácil solución si se toman las medidas adecuadas y necesarias.

La depresión posparto es un tipo de depresión que puede ser moderada o intensa y que se produce en los 12 primeros meses tras el parto, generalmente de forma más frecuente a partir del tercer mes, aunque puede aparecer inmediatamente después del nacimiento del bebé. La causa exacta se desconoce, pero intervienen factores biológicos – la predisposición genética o los cambios hormonales que se producen con la gestación, el parto y durante la lactancia – y factores socioculturales. Los partos en los que se interviene el proceso fisiológico sin motivo médico – usando oxitocina sintética para acelerar el parto –; el aislamiento en el que viven la mayoría de las madres durante los primeros meses de vida de los hijos; las dificultades que encuentran cuando se quiere dar el pecho; la inestabilidad laboral; las bajas maternales cortas y la presión del entorno en relación con el estereotipo de lo que debe ser una buena madre pueden afectarla tal y como afirma la bióloga Irene García Perulero al diario El País. «Todos pueden hacer que la maternidad se convierta en una carrera de obstáculos que puede influir en el desarrollo de una depresión”, explica.

El estrés relacionado con la maternidad es el principal problema a la hora de disminuir el número de bebés pretérmino. La prevención de la depresión posparto empieza por permitir un entorno en el que las mujeres se sientan seguras. Permitir que las condiciones en las que el embarazo, el parto y la crianza se desarrollan se acerquen a las condiciones en las que la naturaleza seleccionó estos procesos, sin despreciar los avances médicos, es imprescindible para mejorar las condiciones en las que las mujeres se enfrentan a los cambios producidos por la maternidad. En esta serie de medidas está incluida la cada vez más visible violencia obstétrica, que conlleva un número elevado de cesáreas innecesarias, inducciones, episiotomías o partos instrumentales a los que estamos tan acostumbrados, y que desoyen por completo las recomendaciones de la OMS, tienen un impacto altísimo en la salud física y mental de las mujeres. “La falta de protección del derecho a amamantar o mitos como que el bebé duerme toda la noche, contribuyen a empeorar la forma en la que las madres vivimos la maternidad. Por supuesto las condiciones económicas y emocionales de las mujeres inciden directamente en su salud. Y sin duda la soledad es un factor determinante”, recuerda Perulero.

Tanto el parto como la crianza son procesos fisiológicos complejos, de los que aún nos queda mucho que descubrir. «La separación del bebé, la ausencia de lactancia y de contacto piel con piel sobre todo en los primeros momentos, producen un desequilibrio en los circuitos oxitocinérgicos, que además están relacionados con los circuitos neuronales que regulan la recompensa a través de la dopamina”. Interrumpir el flujo de oxitocina durante el parto o en los momentos posteriores “puede producir respuestas de neurotransmisores relacionados con el estrés, todo el complicado balance neuroquímico se descompensa”, sostiene. La madre y el bebé están programados para no interrumpir el contacto. El bebé es un mamífero y necesita estar en contacto con su madre constantemente, pero la madre también lo es y su cuerpo está diseñado para activar una respuesta fisiológica concreta por lo que “si esta respuesta se interrumpe, la adaptación fisiológica a la nueva situación es más costosa, más estresante y puede afectar no solo al niño, sino también a ella”, concluye.

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