El riesgo de sufrir síndrome metabólico es mayor si se tiene prehipertensión en el embarazo

La prehipertensión en mujeres embarazadas que son normotensas -con valores normales de tensión sanguínea- antes de la gestación es un factor de riesgo independiente para predecir síndrome metabólico después del parto. Ésta es la conclusión de un estudio en más de 500 embarazadas de origen chino coordinado por Jian-Min Niu, del Departamento de Obstetricia del Hospital Materno-Infantil de Guangdong, en China, y publicado la semana pasada en Hypertension. Para Vicente Arrarte, vocal de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), «este problema, muy importante en la mujer durante el embarazo, está aquí enfocado con una perspectiva novedosa aunque lógica. El síndrome metabólico está muy relacionado con el peso y la tensión arterial, por eso parece lógico buscar relación tras hipertensión de debut en el embarazo».
A Milagros Pedreira, presidenta del Grupo de Trabajo de Enfermedades Cardiovasculares en la Mujer de la SEC, le resulta muy interesante, «dado que no hay demasiadas investigaciones en embarazadas que analicen el riesgo cardiovascular en estas condiciones, un estudio que analiza a 507 gestantes siempre aporta un valor a los datos disponibles». La experta señala que «el término ‘prehipertensión’ ha sido muy debatido, y no siempre aceptado, en las guías de hipertensión. Sin embargo, en el embarazo puede tener -como se demuestra en este estudio- un claro valor y significado pronóstico, que obligaría a realizar un mejor control y un seguimiento más estrecho y definiría, desde luego, un estado de alerta y la necesidad de mayor vigilancia.
Hay que tener presente que en el primer trimestre hay una caída fisiológica de la presión arterial, por lo que, en ocasiones, la determinación de cifras tensionales más elevadas posteriormente durante el embarazo también puede deberse a hipertensión preexistente (encubierta) e interpretarse como tensión alta gestacional. Además, el hecho de diagnosticarse en la gestación hace más probable su reaparición en embarazos futuros». Al respecto, Jackie Calleja, ginecólogo del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid, indica que «la prehipertensión en la gestación es bastante preocupante, sobre todo en pacientes de riesgo, que son las de más edad, con sobrepeso u obesidad o diabéticas. El control de la tensión arterial es un elemento imprescindible y se ha de medir en todas las visitas obstétricas. A partir de la semana 22 o 24 aconsejamos hacer un control de tensión arterial diario de forma ambulatoria en las embarazadas de riesgo (mayores de 38 años, diabéticas, con hiper o hipotiroidismo, con abortos de repetición o con problemas de coagulación). En esos casos, tienen que estar por debajo de 140/90 mmhg».
Los autores del trabajo recién publicado destacan que las alteraciones fisiológicas que tienen lugar durante el embarazo conducen a reflexionar sobre si es necesario fijar unos niveles óptimos de presión arterial específicos. «Las cifras de tensión arterial son algo muy dinámico y, tanto en mujeres embarazadas como en aquéllas que no lo están, deben determinarse de forma adecuada técnicamente», afirma Pedreira. «Más que diferenciar unas cifras, es importante el control regular durante la gestación, ya que el propio embarazo puede condicionar la aparición de subidas no esperadas que habría que tratar y prevenir adecuadamente», opina el miembro de la SEC, añadiendo que «un paciente es considerado hipertenso con cifras mayores de 140/90 mmhg. Durante el embarazo pueden producirse pequeños aumentos de tensión arterial, pero no deben superar esos valores basales de forma repetida».
- Fuente: Correo Farmaceútico
- Foto: Liza