Existe riesgo en el embarazo si el padre ha sido sometido a un transplante

Un estudio publicado en ‘American Journal of Transplantation’ en el que ha participado el Instituto de Investigación Sanitaria (IIS) La Fe de Valencia confirma que el tratamiento inmunosupresor -el que reciben los pacientes trasplantados- de las parejas de las futuras madres puede ser factor de riesgo en el embarazo.
El problema se ha detectado en relación a una enfermedad -la preeclampsia– que es una complicación unida a la presión arterial alta en las mujeres embarazadas, una situación de la que se pueden derivar diversos riesgos. La fuente consultada asegura que el «riesgo de preeclampsia durante el embarazo aumenta si el padre ha sido sometido a un trasplante». La investigación, en la que ha colaborado el doctor César Díaz, del IIS La Fe, la lidera la Universidad de Bergen en Noruega.
La enfermedad a la que hace referencia el estudio «puede derivar en graves complicaciones para la madre y para el feto», advierten desde La Fe. Hasta el momento era conocido el efecto de los «inmunosupresores en pacientes gestantes», pero los resultados de esta investigación publicados recientemente en la mencionada revista «suponen un avance sobre el estudio de los efectos de los inmunosupresores, así como de la preeclampsia, que afecta al cinco por ciento de las embarazadas». Insisten en que «hasta ahora se sabía que los medicamentos inmunosupresores podían influir en la espermatogénesis, proceso de formación de producción de espermatozoides, pero poco se sabía sobre los efectos que provocaba en el embarazado de hijos engendrados tras el tratamiento».
La hipertensión estudiada es una complicación que sólo ocurre durante el embarazo. «Se diagnostica en la madre al presentarse presión arterial elevada y presencia de proteínas en la orina». También puede aparecer dolor de cabeza, dolor abdominal, dificultad respiratoria, sensación de ardor detrás del esternón, náuseas, vómito, confusión mental o cambios en la visión. La mayoría de las afectadas dan a luz a niños sanos y se recuperan plenamente. Pero, existe un porcentaje que sufren complicaciones que pueden poner en riesgo la vida de la madre y la del bebé. No hay tratamiento. La única solución pasa por finalizar el embarazo. El estudio puede facilitar un diagnóstico precoz y a permitir un control de la madre y del feto.
- Fuente: Las Provincias
- Foto: Agência Brasília