El síndrome genitourinario de la menopausia, también llamada atrofia vaginal, es el conjunto de signos y síntomas que se presentan debido a la falta de secreción de estrógeno. Durante la menopausia, el desarrollo folicular se detiene, trayendo consigo cambios hormonales de importancia. La síntesis de estradiol se reduce, y el número de receptores de estrógeno en el tejido genitourinario disminuye también, lo cual resulta en una deficiencia de estrógeno. En el tejido genitourinario el estrógeno mejora la irrigación sanguínea, la trasudación y la secreción glandular, las cuales en conjunto son responsables de la lubricación de la vagina. Al disminuir los niveles de esta hormona durante la menopausia, estas funciones se ven afectadas, lo que resulta en adelgazamiento epitelial, lubricación deficiente y niveles bajos del tejido de soporte. Estos cambios desencadenan los síntomas asociados con el síndrome genitourinario de la menopausia. Los síntomas asociados afectan a la vagina (sequedad, irritación, dolor, adelgazamiento epitelial, sangrado debido a la friabilidad y atrofia, cambios en el pH), la vejiga (frecuencia urinaria, incontinencia, cistocele, rectocele y prolapso), y la vida sexual.
Por tanto, el estrógeno es el tratamiento más efectivo para los casos que van de moderados a severos, debido a que rápidamente restablece la lubricación y el pH vaginal a valores normales. Ya sea que esta hormona se administre de manera sistémica o local, no existe ninguna diferencia en cuanto a los resultados. La recomendación actual es utilizar la dosis eficaz más baja de estrógeno, con la duración más corta. En las mujeres que presentan otros problemas relacionados con la menopausia, como síntomas vasomotores y osteoporosis, se recomienda utilizar un tratamiento sistémico. Cuando los síntomas que predominan son genitourinarios, la terapia local es suficiente. Este enfoque no considera los efectos sistémicos del estrógeno, por lo que no se requiere progestina para la protección endometrial.
El tratamiento debe ser personalizado, considerando la presencia o ausencia de síntomas sistémicos, y otras comorbilidades:
- En las pacientes con síntomas leves, principalmente de naturaleza sexual, el uso de lubricantes puede ser suficiente.
- En las pacientes en quienes predominan los síntomas genitourinarios, la terapia local con estrógeno parece ser la más efectiva.
- Para las mujeres afectadas por síntomas vasomotores y osteoporosis, así como por una deficiencia de estrógeno y progestina, los mejores tratamientos serían: moduladores selectivos del receptor de estrógeno, tibolona, o moduladores selectivos del receptor de estrógeno más estrógeno.
- Es necesario hacer una valoración individual de la terapia con láser y otras terapias locales, antes de determinar los beneficios para cada paciente.
- Fuente: Medscape
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