Suelo pélvico: qué es, por qué se debilita y cómo podemos fortalecerlo

Se estima que, en España, más de la mitad de las mujeres tienen problemas relacionados con el debilitamiento del suelo pélvico en algún momento de sus vidas. El más frecuente es la incontinencia urinaria, pero no el único.
El suelo pélvico es una zona compleja que involucra músculos y ligamentos que se encuentran en la base de la pelvis y sustentan las vísceras del abdomen y la pelvis entre los que se encuentran, a rasgos generales, la vejiga, la uretra, el recto y, en el caso de las mujeres, el útero y la vagina. En el caso de los hombres habría que cambiar estos últimos por la próstata y los testículos.
Sus funciones son fundamentales en ambos sexos, a pesar de que suele asociarse siempre a un debilitamiento de éste exclusivo en mujeres. El suelo pélvico es el responsable de controlar la continencia urinaria y anal. Además, desempeña una función muy importante durante el embarazo y el parto, en el mantenimiento de la correcta colocación de las vísceras y en la salud sexual, entre otras. Cuando se debilita, la tensión necesaria para ofrecer dicha sujeción desaparece y se producen problemas de salud en la zona.
¿Por qué se debilita el suelo pélvico?
La debilitación de la zona puede venir provocada por diversas razones como:
- El estreñimiento crónico: cada defecación con fuerza equivaldría a un ‘microparto’ para el suelo pélvico. Por eso, la hidratación es fundamental ya que, previene el estreñimiento.
- El embarazo, parto y posparto.
- La menopausia, ya que puede producir atrofia y sequedad vaginal. Se trata de una de las patologías más consultadas al ginecólogo durante esta etapa de la mujer.
- La obesidad: a más peso, más presión.
- El sedentarismo: una persona sedentaria tiene un tono muscular de su cuerpo bajo, por lo que repercute siempre en el suelo pélvico.
- Deportes de alto impacto como el voleibol o el running.
- Fumar, ya que disminuye la capacidad pulmonar y tiende a modificar la respiración, un elemento determinante.
- Debilitamiento como consecuencia de cirugía ginecológica o de próstata.
Algunos síntomas para reconocer que nuestro suelo pélvico está debilitado son las pérdidas de orina, dolor lumbar, caída de los órganos intraabdominales o disfunciones sexuales (no sentir orgasmos o sufrir dolor durante las relaciones).
La prevención, el mejor tratamiento
Ejercitar a diario la musculatura del suelo pélvico mediante ejercicios de bajo impacto (bicicleta, natación o elíptica, por ejemplo) es fundamental para prevenir el debilitamiento de la musculatura pélvica.
También, podemos realizar algunos ejercicios en casa que nos ayudarán a fortalecer nuestro suelo pélvico:
- Ejercicios de Kegel: consiste en activar la musculatura del suelo pélvico como si tuviésemos la intención de contener la orina. Debes relajar y contraer los músculos que controlan el flujo de orina durante unos 5 segundos. Siente cómo los músculos de la vagina, vejiga o ano se ponen tensos y suben. Este ejercicio no debe practicarse cuando se orina, especialmente si la vejiga está llena, ya que aumenta el riesgo de tener una infección urinaria. Existen varios niveles de ejercicios de Kegel.
- Elevación de pelvis con la pelota: se coloca la pelota debajo de la zona lumbar, se dejan los brazos a los lados del cuerpo y se eleva la pelvis. El movimiento de elevación de la pelvis se debe hacer lentamente y se aprietan los glúteos al mismo tiempo para mantener siempre las piernas y la planta del pie firmes en el suelo. A la hora de volver a bajar la pelvis, también se realiza despacio.
- Abdominales hipopresivos: se trata de unos ejercicios complicados en los que la postura corporal juega un papel importante. Se recomienda realizarlos con un entrenador que nos asegure que llevamos a cabo una correcta apnea respiratoria.
También debemos mantener una alimentación adecuada, siempre pautada por un especialista, ya que con la alimentación idónea podemos evitar el sobrepeso y el estreñimiento que pueden dañar el suelo pélvico.
En muchas ocasiones cometemos el error de normalizar ciertas situaciones, como las pérdidas de orina leves al reír, toser, estornudar, etc. Pero, es importante consultar con nuestro ginecólogo y/o con un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico, para que valoren el estado de nuestra musculatura pélvica.
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