Alimentación cardiosaludable
Una alimentación cardiosaludable es aquella que no perjudica negativamente al corazón ni provoca enfermedades que puedan afectarle. En esta nueva entrada de la serie Saludablemente, el Dr. Gerardo Aguilar nos cuenta cuáles son los alimentos que debemos evitar si queremos tener un corazón sano.
¿Cómo puede afectar un alimento al corazón? Obstruyendo las arterias que irrigan el corazón y que pueden llegar a provocar un infarto o una angina de pecho.
Los principales alimentos perjudiciales son determinados tipos de grasas. De manera sencilla, podríamos clasificarlas en dos tipos:
- saturadas, que son las perjudiciales para el organismo.
- insaturadas, que son las beneficiosas para el organismo.
¿Qué alimentos llevan grasas saturadas? Todos los que procedan de animales terrestres, y sus derivados, y algunos aceites como los de palma o de coco. Como ejemplos, podríamos poner las grasas de las carnes rojas, de los lácteos (leche y quesos no descremados) y de los embutidos.
Las grasas insaturadas se pueden dividir en dos subgrupos:
- monoinsaturadas: como el aceite de oliva, las olivas, los frutos secos (como las nueces de Macadamia, las avellanas o los pistachos).
- poliinsaturdas: como el aceite de girasol, de maíz o de soja o los pescados azules que, además, también contienen omega-3.
Hasta ahora hemos hablado de alimentos que directamente pueden afectar al corazón pero hay otros alimentos que podrían provocar enfermedades que, a la larga, también podrían afectar al corazón. Son los alimentos que, por ejemplo, pueden inducir a la diabetes, la hipertensión o la obesidad.
La alimentación es un tema complejo: antes hemos dicho que alimentos como el aceite de oliva o los frutos secos son beneficiosos para el corazón… pero si los consumimos en demasiada cantidad, podrían conducir a la obesidad y esta, a su vez, nos podría llevar a la diabetes o a la hipertensión arterial. Y ya hemos dicho que estas enfermedades pueden acabar también afectando al corazón.
Por lo tanto, cualquier alimento se debe tomar en la cantidad adecuada. No podemos caer en el error de, por querer favorecer al corazón, consumir un exceso de algunos alimentos que, a la larga, podrían provocar el efecto contrario.
Otro aspecto muy importante es el efecto beneficioso que nos produce el ejercicio físico, tanto para el corazón como para las otras enfermedades que hemos comentado (diabetes, hipertensión y obesidad). No hace falta correr una maratón: hay que hacer ejercicio aeróbico, cuantos más días a la semana, mejor. Pero siempre adaptado a nuestras posibilidades, ya que si forzamos demasiado la máquina, podemos correr el riesgo de lesionarnos (y entonces no podremos hacer ningún tipo de ejercicio durante un tiempo más o menos largo).
En definitiva, hay que llevar una dieta equilibrada, con menos carnes rojas y alimentos con grasas saturadas y más pescado, tanto blanco como azul, verduras y frutas. Y también, en la proporción adecuada, legumbres, arroz, pan y pastas.