Alimentación saludable
En esta nueva entrada Saludablemente, la nutricionista Marta Calbo nos aclara cómo debe ser nuestra alimentación para que sea saludable.
Una alimentación saludable nos permitirá mantener nuestra salud y evitar enfermedades relacionadas con los malos hábitos alimentarios. Es importante aprender a comer de esta forma para poder mantener la dieta en el tiempo, y no hacerlo sólo a modo de dieta temporal.
En nuestro entorno podríamos hablar de seguir una dieta mediterránea, que nos ofrece una gran variedad de frutas, hortalizas y verduras frescas.
Si utilizamos la pirámide de alimentación saludable, que es una herramienta que nos permite ordenar los grupos de alimentos según su frecuencia de consumo, debemos situar los alimentos que hemos comentado en la base, para asegurar que aportamos líquido, fibra, vitaminas y minerales suficientes a la dieta. Así, los incorporaremos a todas las comidas para disfrutar de sus beneficios durante todo el día. Y recordad que obtendremos el máximo beneficio si escogemos aquellas propias de cada época del año, es decir, de temporada, y mejor aún si son de proximidad. Un consejo: cuanto más variada: colores, texturas, cocciones… más propiedades obtendremos.
A continuación, sin que sea necesaria su presencia en todas las comidas pero sí diariamente, contamos con los cereales y sus distintas presentaciones: como el pan, el arroz o la pasta; las legumbres: lentejas, garbanzos, alubias, guisantes, soja…; o las féculas como la patata y el boniato.
A nivel de consumo semanal tenemos los alimentos que nos aportan proteína, principal o parcialmente, ya sean de origen animal (pescado, carne, huevos o lácteos) o vegetal, como el seitán o las legumbres, o sus derivados, como el tofu o el tempeh.
Para terminar, lo completaremos con un aporte de grasas saludables como el aceite de oliva, las aceitunas, los frutos secos o el aguacate.
Existe un grupo de alimentos que forman la alimentación superflua, es decir, los que no deben estar presentes en nuestra alimentación de forma regular: los cereales azucarados, las galletas y bollería en general, chuches o dulces, la mantequilla o margarina, las carnes rojas o procesadas, embutidos o quesos curados, zumos de frutas o refrescos, o las bebidas alcohólicas.