Las vacaciones, fuente de estrés, en especial para las mujeres

Playa, sol, descanso, disfrutar en familia, pareja, amigos o solos, tener tiempo para viajar o para no hacer nada son algunas de las cosas que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en vacaciones, pero la llegada de esta época del año genera también en otras personas sentimientos de ansiedad y estrés.
Cuando la perspectiva de pasar unos días con la pareja, sin obligaciones ni rutinas y con mucho tiempo libre por delante se convierte en un motivo de preocupación, las vacaciones dejan de ser algo deseado y placentero y llegan a convertirse en un auténtico tormento. «Se trata de un perfil infrecuente porque la mayoría de la gente quiere tener vacaciones y, por encima de todo, prefiere el tiempo libre a trabajar«, señala el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (Seas), Antonio Cano.
Sin embargo, «hay personas muy obsesivas que lo pasan mal cuando no están metidos en sus rutinas y te dicen que cuando peor lo pasan es cuando tienen vacaciones». La explicación -apunta Cano- es fácil de entender. Esas personas tienden a pensar cosas que les producen ansiedad y el trabajo les libera, porque cuando están haciendo sus tareas, sus rutinas, no pueden pensar en ello.
Son casos que requieren un entrenamiento psicológico para entender cuáles son sus motivos, su personalidad y aprender a manejar sus pensamientos y emociones para encontrar alternativas a estar todo el día trabajando para no tener ansiedad. Es un perfil de persona que entra en el círculo vicioso de madrugar, trabajar 12 horas, volver a casa corriendo, con prisas, sólo para dormir y sin pararse a pensar.
«De pronto, llegan las vacaciones y esta persona no tiene nada con lo que distraerse y empieza a pensar y se da cuanta de todos los defectos que tiene, de lo que no le gusta de su vida y cada vez se siente más irascible, triste, solo y la única forma que tiene de no sentirse así es trabajando», señala. Según el presidente de Seas también hay personas que se refugian en el trabajo porque tienen problemas de pareja o familiares y piensan que en el trabajo están «menos mal» que en su casa o evitan afrontar situaciones difíciles como la atención a dependientes.
Son situaciones que afectan tanto a hombres como a mujeres, si bien Cano destaca que la adicción al trabajo se da más en el sexo masculino. Las mujeres sin embargo tienen el doble de estrés y depresión que los hombres y tres veces más ansiedad, por lo que son más vulnerables a sufrir está patología durante las vacaciones.
- Fuente: La Opinión
- Foto: Evil Erin