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¿Qué es la preeclampsia y cómo evitarla?

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Adamed Mujer en 07/05/2015 - 9:56 am en Destacados-2, Trastornos

El embarazo es una etapa en la que las mujeres viven todo tipo de cambios y en el que se experimentan sensaciones y emociones muy diferentes. Mientras algunas futuras madres lo viven de una forma muy tranquila a otras se les presentan todo tipo de complicaciones que les consumen mucha energía además de sumar numerosas preocupaciones. Uno de los problemas que aparece en un número reducido de embarazos es la preeclampsia. Este trastorno ocurre hacia la semana de 20 de la gestación y se caracteriza por la aparición de presión arterial y proteinuria (aparición de proteína en la orina). Se produce porque hay resistencia a nivel de los vasos sanguíneos lo que provoca que las pacientes contraigan los vasos y se genera un aumento en la presión arterial.

Las consecuencias de la preeclampsia son daños en los riñones, provocando la pérdida de proteínas por la orina. Además de eso existen otros órganos que también acaban afectados por la preeclampsia, como el riñon, el hígado y el cerebro. Los riesgos de la preeclampsia son como ya hemos comentado la presión alta, que aunque se debe regular después del parto, puede convertirse en un problema crónico. Estas complicaciones pueden conllevar problemas que van desde la insuficiencia renal hasta en los casos más graves, enfermedades cerebrales como la embolia.

Para detectar este trastorno es importante estar pendiente de cada cambio que se produce en el organismo. Algunos de los síntomas más frecuentes son la hinchazón en la cara o alrededor de los ojos, las manos, los tobillos y los pies. También se presenta dolor de cabeza persistente, alteraciones de la vista, como visión doble, borrosa o sensibilidad a la luz, molestias en el abdomen, náuseas y vómito. Algunos de los síntomas se confunden con simples molestias de embarazo; sin embargo, es necesario acudir con un médico para que pueda hacer un diagnóstico correcto. Después de una valoración clínica, ya sea con análisis de sangre o lo que el médico recomiende, será posible dar el tratamiento que la paciente necesita para tener un embarazo controlado.

El principal riesgo para el feto es que no crezca lo suficiente y se presente un parto prematuro ya que la presión alta en las embarazadas desemboca en un menor tiempo de gestación. Con controlar la presión arterial y realizar exámenes rutinarios de sangre así como llevar una dieta saludable baja en sal, debería ser suficiente para que disminuya el riesgo de sufrirlo y en el peor de los casos, detectarlo lo antes posible.

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