¿Se puede prevenir la atrofia vaginal?

Se calcula que más de la mitad de las mujeres a partir de la mediana edad pierden lubricación y elasticidad en la zona vaginal. La incidencia es alta, pero son muy pocas quienes buscan ayuda médica para sentirse mejor. En general a las mujeres que llegan a la menopausia les resulta fácil hablar con sus médicos sobre sofocos, cansancio e insomnio, pero sin embargo no mencionan el tema de los tejidos vaginales secos y sensibles, que les produce dolor al mantener relaciones sexuales.
Algunas mujeres ni se molestan en hablar del problema con su ginecólogo al pensar que es un mal propio de la edad que no se puede tratar o desconocen por completo qué cambios se están dando en su cuerpo y qué alternativas médicas tienen para contrarrestar la sequedad y pérdida de la elasticidad de los tejidos vaginales.
Aunque no se pueda prevenir completamente la atrofia vaginal, hay una serie de aspectos que sí pueden ayudar a limitar su impacto.
- Mantenerse bien hidratada. El consumo de agua facilita la producción de secreciones, entre ellas la lubricación.
- Dejar de fumar y evitar en lo posible beber alcohol. Estas sustancias pueden resecar la piel y las mucosas de la vagina.
- Evitar el uso de jabones, lociones, perfumes o duchas vaginales, ya que estos productos alteran el equilibrio PH ácido-básico y pueden provocar sequedad.
- Nunca aguantarse las ganas de ir al baño. Esto nos ayuda a limpiar la vejiga constantemente y así prevenir la presencia de gérmenes que causan infecciones.
- Mantener una vida sexual saludable activa. Esto favorece la secreción vaginal.
Una vez que ya se sufre atrofia vaginal existen diversas opciones para tratarla que incluye cremas vaginales hidratantes y lubricantes, estrógenos locales e incluso tratamientos como la radiofrecuencia vaginal o el laser vaginal para mejorar la famosa incontinencia urinaria. Es importante que cada paciente hable con su médico para determinar cuál es la mejor opción en su caso. El tratamiento oportuno puede evitar que estos problemas empeoren y afecten tanto la funcionalidad sexual de la mujer como su calidad de vida.
- Fuente: La opinión
- Foto: Erik Söderström